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Presentación de la conferencia de Izaskun Chinchilla en Alicante, por José M. Torres Nadal

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Izaskun Chinchilla es una de las figuras más interesantes de la escena de la arquitectura contemporánea. Ella vive su vida como una especie de deserción positiva a la búsqueda del mejor escenario para poder desarrollar el trabajo como un hecho continuo, un supra-modo de vida, un lugar central. Y en la búsqueda de ese lugar, ha recalado en la Bartlett School en Londres, donde ella, más que enseñar en sí, lo que hace es desplegar múltiples modos de prácticas de la docencia y del trabajo, lugares intersticiales nunca fáciles ni inmediatos, espacios problemáticos y complejos, incluso frente al devenir docente de la institución misma, donde ella consolida una confianza casi ciega en que creer en la arquitectura es un hecho tan arquitectónico como el acto de hacer arquitectura.

Ayer hubo un anticipo maravilloso de lo que vais a ver ahora: su extraordinaria y fascinante manera de articular de una manera libre, original, hermosa, con una belleza que es para ella, una forma de apasionada exuberancia , su relación entre la ciencia, la arquitectura, la filosofía y el contexto. Sus proyectos en marcha, la propuesta para 2015 City of Dreams en NY; la rehabilitación del Castillo de Garcimuñoz,; la rehabilitación de la casa Solariega de Carmena, o sus concursos desde Medellín a San Sebastián…, y sus proyectos de investigación como el que está desarrollando en Camden, entre la Bartlett y su estudio, dan cuenta de su extraordinaria capacidad para inventar continuamente sus propias deslocalizaciones que hacen de su arquitectura fabricaciones físicas y mentales extraordinarias, algo casi mágico

Pero además Izaskun Chinchilla tiene para nosotros en su visita ayer y hoy a Alicante una significación especial. Con esa generosidad que la caracteriza, hace ya ocho años ella estuvo cinco cursos viniendo a dar clase con nosotros cada viernes justo en el momento en el que Alicante arrancaba, justo cuando por ser el inicio Alicante necesitaba de las voces más entregadas por originales y por lúcidas.

Alicante no sería lo que es sin el paso por aquí de dos o tres personas esénciales que nos han animado a ser libres, es decir que nos han enseñado a pensar tanto como a dudar como sistema para redefinir la arquitectura y su docencia. Fue ella, por ejemplo, la que fue desmontando clase a clase ,ejercicio a ejercicio, esa idea derivada del Movimiento Moderno por la cual la arquitectura solo parecía existir si se producía un proceso de identificación casi iniciática, divina, entre el arquitecto y la arquitectura que hacía, entre el trabajo y el resultado. Ella le dio la vuelta a esta condición exclusiva y excluyente de la arquitectura para plantear que la emoción ni puede funcionar separada de la crítica, ni de los aspectos políticos del hacer arquitectura y de la crítica cultural, ni de los espacios sociales que construyen su contexto. Es ese ethos crítico el que a ella le ha llevado siempre a una defensa de lo vulnerable de personas y bienes, de paisajes y situaciones en peligro, a reconstruir siempre la arquitectura como una emergencia problemática (política, cultural, ecológica….) y a entender la innovación no como un acto vinculado al crecimiento en sí sino hacia la producción, a través de la arquitectura, de riqueza y capital social y medioambiental. Su trabajo fue una herencia que para algunos de nosotros es un testigo impagable. Una herencia que siempre está ahí y que siempre nos demanda más. Porque en el fondo se diría que Izaskun no hace otra cosa que preguntarse, y nosotros con ella, acerca del progreso. Y preguntarnos una y otra vez, práctica a práctica, qué papel puede jugar la arquitectura para que ese progreso sea algo que realmente valga la pena vivir.

Alicante 20 Febrero 2015

Jose M. Torres Nadal